Cosas de hombres

Hace unos días y por cuestiones de trabajo mientras hacía una entrega, quedé muy cerca de una mesa con 6 ó 7 señores en una cafetería contigua a la tienda de mi cliente. Todos con pelo canoso o entrecano, no menores de 65 años y por el día y la hora asumí que eran jubilados o retirados y todos en apariencia de buena posición económica.

Platicaban de política criticando decisiones o nombramientos, de pronto callaron y su silencio llamó mi atención. De reojo vi que el motivo eran tres jóvenes mujeres que pasaban caminando por la banqueta, aparentemente extranjeras, muy atractivas, vestidas con pantalones cortos, sandalias y blusas ligeras. Estaban como desorientadas, pararon en la esquina, vieron sus celulares, comentaron algo y siguieron su camino. Los señores las observaron (¿escaneron?) hasta que las perdieron de vista o su cuello no dio más.
El que las vio primero comentó algo que no entendí pero el que le quedaba enfrente le contestó: “¿sabías qué harías con una de ellas o con las tres? ¡Nada!, así que ni hables”, risas y más comentarios del estilo. Terminé mi entrega y me retiré.

Pasaba el día y no dejaba de pensar en eso, fue incómodo e irrespetuoso aunque las tres mujeres ni se enteraron, pero yo sí y sentí vergüenza. ¿Estaría correcto intervenir en una charla privada, que obviamente no debía escuchar, para corregir a las personas y decirles que hay cosas que los hombres heterosexuales ya no debemos hacer aunque nadie se entere? ¿Explicarles lo que es la integridad? ¿Que todas las personas deben ser respetadas pública o anónimamente? ¿Que no porque la mujer en turno no sea mi hija, sobrina, vecina, cuñada, colega, alumna o amiga eso me da derecho a morbosearla? ¿Que el violentómetro empieza con una broma?

Me acordé del caso más reciente en la Anáhuac Mayab y que quizá estos señores sean abuelos o tíos de alguno de esos muchachos. Triste la cosa. Sigue persistiendo la idea de que no importa lo que hagas, sientas o pienses mientras nadie se entere, bueno, nadie fuera de tu tribu acosadora y enferma.

La cafetería en cuestión está sobre la Campestre, a un lado de la tienda de la esquina, a unos pasos del Parque Sanjuanistas, por si querían saber.



(Publicado en Facebook / 05 de febrero de 2022)