¿Por qué soy empresario?
Hace unos años despedí a una persona de mi empresa y como colofón a su nefasto desempeño le envió un mensaje final a mis colaboradoras diciéndoles "no se dejen, exijan lo que por ley les corresponde". Todavía hoy desconozco qué quiso decir pero caló hondo en mi corazoncito y me molestó mucho. En la siguiente junta con todo el equipo, a manera de terapia grupal, nos exorcizamos de esta persona (así de tóxica era), aclaramos dudas, reafirmamos nuestros compromisos y al final les pregunté por qué creían ellos que yo era empresario. Curioso, pero no tenían idea y yo nunca se los había compartido tampoco.
Les dije: "lo hago porque quiero y me gusta, es un herramienta para lograr mis sueños y acercarme a mi propósito de vida". Les aclaré también algo muy importante: "es opcional, nadie me obliga a hacerlo y en cuanto deje de gustarme lo dejo, cierro, finiquito y me voy a mi casa". Efectivamente existen muchas leyes que regulan la actividad empresarial pero hasta ahorita no hay una que me obligue a ser empresario u otra que me prohiba cerrar mi empresa, el control lo tengo yo. Esto empieza o acaba cuando yo lo diga.
Por supuesto que en el camino creo empleos, armo un equipo, me hago su líder, les doy prestaciones, nos capacitamos, invierto mi dinero y mi tiempo, pago impuestos, me hago competitivo, busco darle valor a la vida de mis clientes, trato de cumplir sus expectativas o resolverles un problema o hacerlos felices con la ilusión de ser memorable, dejar una huella positiva y tal vez, si todo se alinea, cambiar el mundo.
¿Si queda claro?, la empresa es el medio no el fin.
¿A qué viene todo esto?, bueno, me pareció importante aclararlo dado el lamentable discurso que el Gobierno Federal está manejando hacia los empresarios en los últimos días. Como que ya se quedó hablando solo mientras nosotros (empresarios y colaboradores, en equipo) vamos resolviendo la situación con lo que tenemos y con la ilusión de regresar pronto para retomar el camino.
Todavía no sé si cerraré definitivamente mi empresa, si podremos aguantar 2 ó 3 meses de paro (vamos un día la vez), pero lo que sí me queda claro es que al Gobierno Federal no le interesa, da por hecho que mi empresa seguirá pagando nómina e impuestos porque así lo exige la Ley (como dijo mi ex colaboradora); y tampoco tiene por qué importarle, hemos llegado hasta aquí por cuenta propia (como debe ser) y pararemos cuando nosotros queramos. No estoy enojado sino preocupado por lo que pueda venir, las miles o millones de pequeñas empresas que cerrarán (¿cerraremos?) y que podría evitarse con un poco de apoyo y empatía. Pero aún así, si esto sucede tampoco me espanta, ya lo resolveremos, los emprendedores mexicanos somos bien chingones y creativos, ya se nos ocurrirá algo para continuar con nuestros propósitos de vida.
P.D. Un abrazo fraternal y amoroso a todxs mis colegas y amigxs empresarixs en estos tiempos de tormenta.
P.D. Les recomiendo el libro "La rebelión de Atlas" de Ayn Rand.
(Publicado en Facebook / 3 de abril de 2020)
Les dije: "lo hago porque quiero y me gusta, es un herramienta para lograr mis sueños y acercarme a mi propósito de vida". Les aclaré también algo muy importante: "es opcional, nadie me obliga a hacerlo y en cuanto deje de gustarme lo dejo, cierro, finiquito y me voy a mi casa". Efectivamente existen muchas leyes que regulan la actividad empresarial pero hasta ahorita no hay una que me obligue a ser empresario u otra que me prohiba cerrar mi empresa, el control lo tengo yo. Esto empieza o acaba cuando yo lo diga.
Por supuesto que en el camino creo empleos, armo un equipo, me hago su líder, les doy prestaciones, nos capacitamos, invierto mi dinero y mi tiempo, pago impuestos, me hago competitivo, busco darle valor a la vida de mis clientes, trato de cumplir sus expectativas o resolverles un problema o hacerlos felices con la ilusión de ser memorable, dejar una huella positiva y tal vez, si todo se alinea, cambiar el mundo.
¿Si queda claro?, la empresa es el medio no el fin.
¿A qué viene todo esto?, bueno, me pareció importante aclararlo dado el lamentable discurso que el Gobierno Federal está manejando hacia los empresarios en los últimos días. Como que ya se quedó hablando solo mientras nosotros (empresarios y colaboradores, en equipo) vamos resolviendo la situación con lo que tenemos y con la ilusión de regresar pronto para retomar el camino.
Todavía no sé si cerraré definitivamente mi empresa, si podremos aguantar 2 ó 3 meses de paro (vamos un día la vez), pero lo que sí me queda claro es que al Gobierno Federal no le interesa, da por hecho que mi empresa seguirá pagando nómina e impuestos porque así lo exige la Ley (como dijo mi ex colaboradora); y tampoco tiene por qué importarle, hemos llegado hasta aquí por cuenta propia (como debe ser) y pararemos cuando nosotros queramos. No estoy enojado sino preocupado por lo que pueda venir, las miles o millones de pequeñas empresas que cerrarán (¿cerraremos?) y que podría evitarse con un poco de apoyo y empatía. Pero aún así, si esto sucede tampoco me espanta, ya lo resolveremos, los emprendedores mexicanos somos bien chingones y creativos, ya se nos ocurrirá algo para continuar con nuestros propósitos de vida.
P.D. Un abrazo fraternal y amoroso a todxs mis colegas y amigxs empresarixs en estos tiempos de tormenta.
P.D. Les recomiendo el libro "La rebelión de Atlas" de Ayn Rand.
(Publicado en Facebook / 3 de abril de 2020)